Quid pro quo

Sobre la cuestión de formar gobierno es difícil que  a estas harturas  alguien  pueda decir algo no dicho  hasta la nausea por cualquiera de los medios de comunicación desde las redes a la conversación oral entre vecinos. En un par de artículos en estas mismas páginas hace tiempo traté yo también de dar mi modesta opinión, alejada de lo que entiendo es la visión más simplista del problema, a saber, que la lucha entre PSOE-Unidas-Podemos es “por sillones”, cuando en realidad y para sintetizar se trata de una incompatibilidad ideológica dentro de un contexto  más amplio y enrevesado de intereses. Recuerden que las manifestaciones populares y la izquierda alternativa de la que nace Podemos coreaba que la democracia representativa no nos representaba.  Y si el resultado de las urnas era expresión de un gobierno progresista de izquierdas, como se afirma de modo unánime, es evidente que se ha tergiversado la voluntad popular en el proceso. O sea, que todos somos de izquierdas (o de derechas), pero unos más que otros. Es cierto que en otros países se ha logrado en menor o mayor grado el entendimiento que aquí se muestra arduo si no imposible, pero como diría con gracejo Ortega y Gasset: <<España y yo, señora, somos así>>.

La imaginación al poder

En mi infancia aparecían monstruos en el Lago Ness  (England) y especulábamos sobre si era verdad o un montaje para entretenernos.  Ahora lo que a nosotros nos entretiene en estos largos días de estío es si Sánchez podrá formar o no Gobierno y quién es el culpable de este acertijo. Es nuestro culebrón.

De política y deporte en el mercado

Me acerqué a comprar verduras  y pedí un par de kilos de tomates de La Carlota, que tenía entendido gozaban de fama, y la amiga verdulera me encaró sin más preámbulo, como si me estuviera aguardando para recriminarme.

-Mucho tomate tiene usted, y perdone la confianza, pero se dejó en el tintero unos cuantos monstruos de este circo en su último artículo.

-¿Qué me dejé…?

-Naturalmente. ¿O es que no lo es el separatismo? Yo tengo para mí que nuestro país  es una especie de  Frankenstein: un cuerpo político mal cosido con trozos de otras naciones. ¿Me explico? A veces, se puede dominar el monstruo y otras campa a sus anchas creando el terror. Y, dígame, ¿qué van a hacer?  ¿Logrará el PP el apoyo de los nacionallista catalanes o vascos  cuando el PP va de la mano de C´s?  Aunque… Se me va el santo al cielo. ¿Dos kilos me dijo?  Y, luego, -continuó pesando los tomates- hay algo que no he visto en ningún culebrón. ¿Cómo pueden los de C´s aconsejar a Sánchez que deje gobernar  a Rajoy “tapándose la nariz” y no ser eso considerado como una ofensa? ¡A mí me iba a venir alguien a comprarme la verdura tapándose la nariz y  dándome a entender que mi mercancía está podrida!  Las tragaderas de los políticos de hoy son demasié, como dice mi hijo Juanito, que se va ahora a la vendimia de Francia, muy estudiado p´ná y harto de tö esto.  El pobre mío dice que la estrategia de levantar al C´s, como el cuerpo incorrupto de la derecha, estaba bien pensado: los que se sintieran decepcionados con la corrupción del PP, se irían con C´s, luego se unirían los dos partidos y seguiría habiendo la misma mayoría absoluta de antes. Pero que no le salieron bien las cuentas y a Sánchez lo han metido en un berenjenal de mil monstruos…  Aunque, ¿sabe una cosa?, yo creo que…

La política en la encrucijada del cambio

El presidente en funciones, Mariano Rajoy, esta vez aceptó en el encargo del Rey de formar gobierno y ya está en plena faena. Nada más salir del encuentro real, en rueda de prensa dejó en el aire si se presentaría o no a la investidura en caso de que no lograra los apoyos suficientes. Nadie podía conocer el futuro, vino a decir sibilino.  La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la Secretaria General del PP, María Dolores de Cospedal, que les escuchaban, dejaron escapar unas sonrisitas de admiración, como diciéndose: ¡qué guapo y astuto es!  Se les caía la baba, mientras los periodistas flipaban y la oposición ponía el grito en el cielo esgrimiento el artículo 99.2 de la Carta Magna hasta quedarse afónicos. En la reunión con Rivera aseguró Rajoy, de un optimismo filosófico, que «las largas caminatas comienzan con un primer paso» (aunque ya había dado algunos pasitos para que los empresarios del Ibex 35 convencieran a Rivera de que cambiara la abstención por el sí). Y Rivera, dubitativo, anda ofreciéndose de muchacho de los recados o para zurcir cualquier pacto, salvar a  España o a sí mismo… Es difícil saber a ciencia cierta a qué se dedica este joven vestido de azul.   En otro momento, sacó Rajoy a relucir sus dotes de adivino e interpretó el sentido del voto del 26J, aseverando que la gente quería una Gran Coalición y culpando a Pedro Sánchez por negarse con el empecinado “no es no” .  Se le puso la cara mohina y lanzó la amenaza de nuevas elecciones. Y ya, como colofón de esta exhibición de transformismo, Rajoy se hizo propagandista de sí mismo y reclamó un gobierno del PP  para que no se perdiera la recuperación económica y la creación de empleo que dice haber logrado durante su mandato.  Hay que estar a la altura de las circunstancias, reclamó.